¿Qué tal la cena de Nochebuena? ¿Has disfrutado de tu comida de Navidad? Seguramente tengas un árbol de navidad en casa, hayas decorado todo con rojos y verdes y hayas intercambiado regalos estos días, pero ¿sabes de dónde vienen todas esas costumbres? Si quieres saber más de tus tradiciones navideñas, sigue leyendo.
¿Por qué se celebra el 25?
El árbol de Navidad
Papá Noel
Las uvas
Los Reyes Magos
¿Por qué se celebra el 25?
El 25 de diciembre se conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, pero lo cierto es que no hay ningún registro histórico que asegure la fecha correcta; es más, hay quien opina que es bastante probable que naciese en primavera o verano, según los datos disponibles.
Entonces, ¿por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre? Para responder eso, tenemos que remontarnos a las festividades romanas que celebraban el solsticio de invierno, es decir, el momento en el que los días pasan a ser cada vez más largos de nuevo.
Por un lado, está la famosa Saturnalia, el festival en el que se homenajeaba al dios Saturno, patrón de la cosecha y la agricultura, y se celebraba la vuelta de la luz y el calor. Por otro lado, está la celebración del nacimiento de Mitra, el dios Sol, que a su vez tiene su origen en los mitos persas. Esta se efectuaba el 25 de diciembre, y marcaba el paso del año según los adeptos de este dios.
Cuando los romanos aceptaron el cristianismo bajo el mandato del emperador Constantino, las fiestas cambiaron de nombre, pero no de fecha, de modo que hubiese un compromiso con los ritos paganos.
El árbol de Navidad
Al igual que la propia fecha de celebración de la Navidad, el clásico árbol también se originó en las tradiciones paganas. Para entender su procedencia, debemos remontarnos a las tradiciones vikingas y celtas, y a sus celebraciones relacionadas con el solsticio de invierno y el nacimiento de Frey, dios del Sol y de la vegetación.
En estas celebraciones se decoraba un árbol (normalmente un fresno, abundante en las tierras del norte) para representar a Yggdrasil, el árbol de la vida vikingo. Ygggdrasil era la interpretación norteña del universo; un árbol que albergaba nueve mundos en sus ramas, con Asgard en la copa, como morada de los dioses, Midgard en el centro, donde vivían los humanos, y el reino de los muertos o Helheim en las raíces.
En cuanto a cómo esto se tradujo a los árboles de navidad actuales, hay varias teorías. Una de ellas dice que el cambio sucedió alrededor del año 740, cuando San Bonifacio sustituyó el árbol Yggdrasil por un pino, razonando que el pino era perenne igual que el amor de Dios, y lo decoró con velas y manzanas para representar simbología cristiana. Otras opinan que el primer árbol de navidad documentado se decoró en Alsacia alrededor de año 1600.
Es difícil de decir, pero está claro que el árbol de navidad es un elemento que no puede faltar en nuestras casas.
Papá Noel
En el caso de Papá Noel, o Santa Claus en inglés, encontramos su origen en el cristianismo, aunque poco a poco la imagen de este amable señor que viaja por las casas dejando regalos se ha extendido por todo tipo de culturas.
La persona real en la que se inspira la leyenda es Nicolás de Bari, un hombre nacido en lo que actualmente es Turquía que posteriormente se convertiría en San Nicolás. Se dice que provenía de una familia adinerada, y que tras la muerte de sus padres, encontró consuelo en la religión y repartió su fortuna personal entre los más necesitados.
Se dice que era especialmente atento con los niños de su pueblo, aunque hay quien opina que su relación con los más pequeños viene de una leyenda que dice que resucitó a tres niños que habían sido asesinados por un carnicero. Otra leyenda dice que San Nicolás ayudaba a las mujeres demasiado pobres como para tener una dote que ofrecer para su casamiento, dejando caer monedas de oro a través de la chimenea, y por eso se le asocia con regalos y chimeneas.
Lo que sí que se sabe seguro es que murió el día 6 de diciembre, y en algunos países es en este día cuando reparte regalos, en lugar de en la noche del 24.
Fuente: Jacinta Lluch Valero en Flickr
Las uvas
Los expertos no se ponen de acuerdo, por lo que hay dos teorías que explican la tradición tan española de comer doce uvas con las doce campanadas que anuncian la entrada del Año Nuevo.
La primera se basa en que la clase burguesa y aristocrática francesa celebraba el fin de año con uvas y vino espumoso allá por el siglo XVIII, costumbre que la clase alta española no tardó en adoptar. De acuerdo a Jeff Koehler, las clases populares madrileñas comenzaron a comer uvas como burla de esta costumbre, y eso, con el tiempo, se transformó en un rito para atraer la buena suerte.
La segunda teoría tiene que ver con el excedente en la producción de uva Aledo (una variedad de uva blanca) que sucedió en Alicante durante 1909. Se dice que a los agricultores se les ocurrió vender «uvas de la suerte» para deshacerse de todo el excedente antes de que acabase el año, y que su campaña de marketing fue tan efectiva que aún comemos uvas en esa época.
Los Reyes Magos
Los tres Reyes Magos que llevan regalos a los niños españoles la noche del 5 de enero no tienen su origen en la Biblia, por mucho que en el tradicional Belén aparezcan llevando regalos al Niño Jesús.
De hecho, en la Biblia solo aparece un pasaje que haga referencia a unos magos, en el Evangelio de San Mateo, pero no se habla de reyes ni de que sean tres. Fue durante la Edad Media cuando se empezó a forjar la historia que conocemos hoy en día.
El número tres sale de las tres ofendas que aparecen en la Biblia (oro, incienso y mirra), y se sabe que los nombres Melchor, Gaspar y Baltasar aparecen por primera vez en el moisaico de San Apolinar el Nuevo de Rávena, del siglo VI.
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